No es novedad para los brasileños que la Copa del Mundial de Fútbol 2014 es considerada la más cara en la historia de los mundiales de fútbol.
Las últimas cuentas acerca de las inversiones brasileñas demostraron que el país gastó alrededor de 2.900 millones de euros en la construcción y remodelación de estadios, 66% más de lo que fue planeado en 2010 cuando Brasil fue anunciado como nación anfitriona.
Ahora, con el trabajo realizado, Brasil tiene los estadios más caros del mundo. Según la experiencia de KPMG Consulting, el estadio Mané Garrincha está en el tercer lugar entre los más caros del planeta, detrás solamente de Wembley y el Emirates Stadium en el Reino Unido. Cada asiento del estadio Brasilia costó aproximadamente 6.700 euros.
Sumando todos los gastos del gobierno brasileño con las obras de infraestructura y la construcción de estadios, el valor estimado para la copa es 25.800 millones, según datos del propio gobierno. Pero los políticos de la oposición disputan esos números.
El Gobierno Federal se defiende de las acusaciones de gastos exorbitantes y afirma que la cantidad invertida en el evento deportivo corresponde a sólo el 9% del gasto público anual en educación, que alcanzan a 280.000 millones.
Todo gasto en Brasil por la Copa del Mundo ya son superiores a los valores del mundial de Sudáfrica y Alemania juntos. La Copa Mundial de Fútbol 2014 tenía recursos provenientes de préstamos concedidos por el Banco Nacional de Desenvolvimento Económico e Social (BNDES), la banca estatal y las arcas municipales y la iniciativa privada.
Además de ser el más caro, la Copa de Brasil también se considera como el negocio más lucrativo para la FIFA. Se vendieron casi 3,3 millones de entradas para los partidos del mundial.
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