En la entrada de hoy vamos a
hablar sobre un singular fenómeno
que es el responsable que de surjan las
olas. Y es que la fricción del
viento sobre la superficie de las aguas es lo que produce este efecto de atracción y retracción en nuestros
mares.
Las olas marinas son la consecuencia directa del movimiento que se
da en la atmósfera y en el agua. Los cambios
de presión hacen que el líquido oscile
sobre la superficie y a su vez el
viento lo empuja formando esas ondas capilares que son tan características.
Y al contrario de lo que se pudiera pensar, si este empuje es muy leve las ondas que se producen sobre el
agua serán mucho más intensas.
Las olas altas
Sin embargo, cuando hablamos del
viento tenemos que admitir que cuánto
más fuerte sople más altas serán las olas que provoque. En este punto
entran en juego distintos elementos como la velocidad e intensidad de la fuerza eólica, la dirección o estabilidad de las corrientes, así como la superficie total y su profundidad.
Es por ello que a medida que nos
vamos acercando la orilla, las olas
comienzan a avanzar mucho más despacio debido
a la falta de profundidad y esto
hace que aumenten en altura. El
proceso se acelera cuando la parte superior se mueve más rápido que la subacuática, lo que la desestabiliza y hace que se rompa.
Tipo de olas
Además de este tipo de olas,
encontramos otras cuyo origen es muy distinto. Nos estamos refiriendo a
aquellas que se originan en el fondo del
mar, que son generalmente más bajas
y redondeadas que las anteriores. Estas olas en alta mar surgen por la diferencia de temperatura, presión y
salinidad de las distintas zonas de agua que están cercanas entre sí, lo
que provoca su movimiento hacia áreas de menor
densidad de líquido.
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